Mandriva era la crónica de una muerte anunciada. Finalmente, esta magnífica distribución ha sido muerta y enterrada, por culpa de la mala gestión empresarial de su directiva, que a lo largo de los años le ha costado varios rescates.
Nació en su día como Mandrake, una distribución basada en RedHat, y fue fundada por un ex-empleado de la compañía del "Sombrero Rojo". Debido a ello, y para evitar similitudes, RedHat utilizó Gnome como escritorio en lugar de KDE.
La revolución innovadora que Mandrake trajo al mundo de Linux fue su administración a través de asistentes, en una época en que Linux era para gurús místicos, de sesudos cerebros guardianes de secretos y comandos, haciendo Linux más accesible y sencillo.
Años más tarde, por medio de un litigio judicial, tuvo que cambiar su nombre debido a que estaba registrado por el popular cómic de un mago, de quien se inspiró por su magia: el espíritu de Mandrake. Por aquel entonces compró Conectiva Linux, una popular distribución brasileña, fusionando su nombre y creando el nombre definitivo.
Ya por aquel entonces, cambiaron la directiva, pasando de los sesudos técnicos a accionistas y comerciales. En plena burbuja tecnológica invirtieron en eLearning, y entre el estallido de las .COM y las malas gestiones financieras, tuvieron que acogerse a la bancarrota y poder ser rescatadas de la ruina.
Hace un par de años volvió a estar en el punto de mira, despidiendo a su núcleo técnico, innovadores y creadores de paquetes y herramientas open source. Su magia ya empezaba a fallar, pues la magia se fue con aquellos entusiastas que despidieron.
Pero aquellos empleados despedidos se levantaron de sus cenizas y crearon Mageia (magia en griego), realizando un fork de Mandriva y recuperando el espíritu mágico de esta distribución.
Mandriva no pudo retener a la comunidad, que se volcó inmediatamente con Mageia. A pesar de las ofertas que recibieron por inversionistas (se llevó a hablar de inversores rusos y de implantarlo en la administración rusa), y de las fuertes inversiones comerciales que se hicieron, Mandriva ya estaba herida de muerte, agonizando poco a poco.
La muerte de Mandriva es figurativa, obviamente. La creatividad, la innovación, la magia que había detrás de esta distribución ha desaparecido. En los dos últimos años, Mandriva ha pasado de ser una referencia y de estar en los primeros puestos de Distrowatch, a la posición 29 y en caída libre. La esencia de Mandriva, lo que la hacía grande y mágica, vive ahora en Mageia, que se encuentra en la posición 4 de Distrowatch.
La historia de Mandriva nos da grandes lecciones sobre la vanidad humana, la avaricia, la gestión empresarial y, sobre todo, que el espíritu altruista de la comunidad open source pervive a las crisis.